Cita

"¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre..., ¡Y también lloro!"
(Bécquer)

domingo, 2 de junio de 2013

Creatividad



La creatividad ha muerto. Estas cuatro palabras son bandera; el cliché es la puñalada que lo hace real. Es lo que ven mis ojos aunque... no, no me gustaría haber tenido que presenciarlo. La literatura de broches de oro y frases lapidarias se desliza entre empalizadas de influencias y precedentes. Conocer la historia y así evitar repetirla es una consigna que se ha extendido más allá de lo que pretendía, pues, ¿dónde? Decidme, ¿dónde está la creatividad hoy día? He buscado debajo de las piedras para ver un mísero rastro de ella. Me he cansado de ver cómo se aplican esquemas que sistematizan la creación. Las formas, las figuras, todas ellas son hijas de la rotura de las reglas. Porque está claro que la creatividad no está en poner más ladrillos sobre el mismo bloque de piedra.



Está mal, está mal. Todo está mal. Dilo con todas las letras, no sigue los preceptos de la Madre Santa, RAE, ni de los arquetipos heredados de la historia de la rotura de arquetipos. Renunciamos a lo nuevo, nos quedamos esculpiendo las esculturas de nuestros ídolos inmortales, la daga que sesga la herida en el flujo y la volubilidad de las cosas. Son similares a las momias de las que hablaba Nietzsche (¡Porque no hay nada mejor que citar a otro que ha tenido éxito en sus maneras para reforzar un argumento, por supuesto, es una muestra de asquerosa intelectualidad, por mi parte no creo que sea digno de alabanza el recurrir a otro para reforzar un argumento, para hacerlo más poético, mata la fuerza propia, nos arranca la vida!). No seguir las reglas... ¡Si a esto lo llamamos arte deberíamos tratarlo como uno! ¿No creéis? ¡Nadie ha creado algo nuevo siguiendo las reglas impuestas! Debería yo asustarme de las veces que he escrito "reglas", "reglas", "reglas", hay que romperlas de una vez, no adorarlas. 

Voy a ser sincero y no, no voy a ser hipócrita, cosa la cual dice poco o nada de lo que yo vaya a decir (que descuido tan poco intencionado), me incluyo entre la multitud de eclipsados por la luz de la rectitud. Culpa mía, la grandilocuencia solar es persuasiva. Pero en ningún momento eso quita la continuidad de mi lucha y de la lucha que os animo a entablar.

¿Qué es la creatividad? ¿Qué le ocurre? Siempre he tenido algo claro: para ver una virtud humana en su estado puro, inocente, alejada del agravio de la cultura, hay que acudir al principio de la vida. Los bebes, los infantes, ellos son la clave. Vamos a hacer un ejercicio y, para ello, necesito que imaginéis, si ya os ha cansado lo que podríais calificar de demagogia barata (hermoso cliché de autocrítica para conseguir un captatio benevolentiae), abandonad el texto. Así, sin más. Sin abrir vuestra mente, cerrando las fronteras a la crítica, no vale la pena que perdáis el tiempo en ésto. Sería como si no leyeseis nada.

Un infante, joven aún, pintando un dibujo. Él ya tiene una concepción de lo que es "deber" y de lo que no. El chico ya ha recibido la puñalada primordial. Cree que "no" significa "realmente no". Asfixiada su libertad por las figuras de autoridad en las que confía plena y religiosamente él tiene claro que si le dicen que está mal debe asumir que está mal y es una realidad. Pinta una casa, pinta a su madre, pinta a su padre y pinta a su hermano. Con gran esfuerzo se dedica a rellenar cada silueta para que cada silueta asuma el reflejo que le corresponde. Se acerca a su madre y, con gran ilusión, le entrega su dibujo. La madre, ávida conocedora de la realidad humana, dice, con además gran orgullo, lo bella que es la obra de su hijo pero que, como sin duda no conocía el pequeño, pobre e inocente mente que seguramente por algún exacerbado daltonismo no distingue bien, el color de la piel de las personas es rosa, no verde. El niño, que obviamente conoce el color de la piel de las personas que lo rodean, deduce lo siguiente: "está mal dibujar las cosas como no son". Ese pequeño y misero germen crece y se desarrolla. Sus compañeros, en clase, cuando lo ven dibujar las pieles verdes, como sus padres con grave preocupación sobre su posible daltonismo les han advertido que eso "no está bien" porque "no es así", le recordarán haciendo gala de su formidable memoria que eso "no está bien" porque "no es así". El niño entonces se reafirmará en que eso "no está bien" porque "no es así". El germen crece y se desarrolla. Poco a poco se extiende.

Llegará el punto en que se extrapole a la ortografía, a la forma de narrar, al estilo... No nos equivoquemos, existe gente con problemas, que no cohesiona bien, que hace textos indescifrables de asuntos que han de ser descifrados, pero... Cuando hablamos de arte... Entramos en otro mundo. Pensad bien en la ortografía. Las tildes son... bueno, aparte de herencia... un símbolo de... un conjunto de características especiales que se dan en un punto concreto y... Básicamente ya. Porque no marcan siempre la sílaba fuerte. Yo voy a pronunciar un texto igual si no lleva tilde alguna, sinceramente, así como lo haría cualquier persona. De tal manera lo leería, la única razonable es la tilde diacrítica, para distinguir entre significados. Y así con millones más de temáticas. A la historia lo que es de la historia y al arte lo que es del arte. La libertad es del arte. Los criterios son solo empujones de autoinsuficiencia, completamente justificables. Empecemos a ver lo que tenemos a nuestro alrededor, lo que nos condiciona, lo que tenemos asumido y superarlo, porque ahí está la esperanza de la creatividad.

En conclusión, nos hemos dejado cegar por lo grandilocuente, nos asusta lo grande, nos arredra, nos arranca la cabeza con sus fuertes mandíbulas entrenadas de años y siglos de muertes y muertes de aquello que tenía la osadía de cruzar su sombra. Las directrices que se usaban para guiarnos en un mundo que no entendíamos nos han cegado a la hora de deshacernos de ellas. En el momento en que realmente estamos preparados para entenderlo desde su base, desde nosotros mismos, nos vemos incapaces de deshacernos de esos ropajes invernales. Pues llegada una edad, superada la infancia, es el verano de nuestra vida, se funden los hielos y las capas espesas que cubrían el mundo para dejárnoslo a nosotros para hacer con él. Pero tan pesados son esos ropajes y tanto miedo tenemos de quitárnoslos que acabamos viviendo en un invierno eterno que muy poco a poco conseguimos superar. Muy poco a poco. Con la tendencia y el uso de la vida nos hemos acostumbrado al frío, quizá lleguemos a ese verano sin superar nuestro miedo, pero quizá así solo lleguemos cuando no tengamos fuerzas para moldear el mundo.

Autor: José Javier 

4 comentarios:

  1. Siento decirlo pero me he dejado el texto a medio. Si la creatividad ha muerto ¿a qué seguir leyendo? También ha muerto la tuya. Es tan viejo eso de que hay que romper las reglas que ya no me interesa oírlo ni decirlo. Para mí lo importante no es ser creativo sino comunicar cosas, y para comunicar hay que pensar en el que escucha. Si no seguimos una reglas mínimas (y digo mínimas) no hay quien te entienda, y, si no te entienden, qué pintas rompiendo las reglas. Por supuesto es tu opción pero no la mía. Por hoy simplemente disiento y paso a otra cosa que me interese.

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    1. Es eso lo que precisamente quiero transmitir y parodiar; incluso el mero hecho de hacer una llamada al cambio implica una falta de cambio; se ha formalizado de tal manera que, subconscientemente, limitamos nuestra propia capacidad creadora por el mero hecho de comunicar algo. Lo que quiero decir es precisamente que no debemos dejar que la comunicación entorpezca al arte, que sufrimos un estancamiento continuo de "patada y a seguir hacia delante" sin deshacernos de las cargas que reaparecen. Porque, considero, (afirmación la cual se obvia en todo lo que digo, o eso espero, no quiero darle otro nombre a lo que es, sin duda, conjetura) que lo que cala del mensaje es la forma de transmitirlo. Si ésto fuese una película y hablásemos de cine el argumento sería el mensaje y el resto (montaje, fotografía, grabación, secuenciación, guión) la forma de transmitirlo. Y la idea de rectitud ha hecho nacer una moralidad y una conciencia que orienta irrevocablemente a la forma hacia caminos concretos. La forma más visible de hacer ver mi idea de la decadencia de la creatividad es ésta, o así lo creo, de ahí el desbordado uso de clichés.
      Sobre la cuestión del entendimiento opino, desde mi postura de gran desconocedor de los campos que tienen complejidad alguna, que la poesía pura, la pintura abstracta, el surrealismo, son tendencias completamente aceptables y considerables como artes poniendo por encima la forma y la belleza al entendimiento o comprensión de un mensaje que puedan albergar.
      Todo esto lo digo sin olvidar que, realmente, no es un buen texto, he de reconocerlo. Y que, además, hablo en mi particular y personal opinión. Es completamente respetable que cada uno abogue por lo que quiera.

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  2. ¡Ese es mi chico! Hoy estoy de mejor talante y me lo he leído hasta el final; no estoy segura de si lo he pillado todo, pero he llegado al final.Voy ganando puntos, ¿no?

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"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír".
(George Orwell)