«Quién con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti».
Friedrich Nietzsche
«Nunca amamos a nadie: amamos, solo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos».
Fernando Pessoa
«Las almas ruines sólo se dejan conquistar con presentes».
Sócrates
«Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela».
Oscar Wilde
«El más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad».
Charles Baudelaire
«Si esta es vuestra forma de amar, os ruego que me odiéis».
Molière
Es y pudo haber sido, y fue y se fue y no vino ni recordó aunque conservó tu nombre y lo clavó en la piedra, en la tierra, en las flores y en las únicas palabras que dejó y en la única vez que volvió para no volver. Ella, él, aquello, renovado, vivo, nuevo, trepando a un foso, cruzando el río, dejándote atrás, dejándote fuera, estando muy dentro, haciéndote, rehaciéndote, estimando, sobrestimando, desestimando y tomando el timón y navegando y viviendo poco a poco a largos trazos, troceando el cielo en el único abrazo de su existencia. Es el día en que construyes de la tristeza un barquito, lo llamas amor y lo lanzas al mar con cañones, fusiles, espadas, pistolas, ratas, traidores, ladrones, pestes, miserias, lamentos, olvidos, perdones, otoños, inviernos, heladas, tormentas, castigos, iras, venganzas, fiebres, venenos, errores, faltas, causas, juicios, inmundicia, codicia y quizá, alguna buena intención que se acaba perdiendo en el cascarón negro del que te has deshecho para poder vanagloriarte del corazón carnoso y sangrante que tienes en tus manos y llamas tuyo aunque necesites arrancarlo del pecho ajeno.