Cita

"¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre..., ¡Y también lloro!"
(Bécquer)

sábado, 5 de octubre de 2013

El hombre distinto


Llevan años oyéndose los mismos sonidos en aquel cuarto. Puede decirse que sanan y se clavan en un mismo corazón, y que el propio paso del tiempo los ha acentuado. Solo se escucha ese sonido metálico parpadeante y atormentado de quien, por no ser persona, no puede hacerte daño.


Hace ya tiempo desde que aquel hombre decidió exiliarse del mundo y refugiarse en su propia soledad. Mucho tiempo desde que se sentó en la mesa que ahora ocupa y empezó a escribir.

Ha pasado mucho desde que comenzó a ejercer la labor de cirujano de sacarse cosas de dentro. De extirpar cosas aún latentes y vivas, pero que a veces dolían mucho en su interior.

Desde entonces, todo lo vuelca desde el corazón al cerebro, del cerebro a las manos y de las manos al papel. Un único sonido, el de las teclas de su vieja máquina de escribir, a veces acompañado con llanto en aquel pequeño apartamento de una cuidad muchas veces nombrada.

No recuerda cuántos meses permanece en la misma posición, sin levantarse, comer ni beber y sin un hálito de esperanza. ¿Qué esperar de la vida cuando ha sido la vida la que te ha matado con la desconsideración de dejarte respirando? ¿Qué creer cuando toda verdad ha sido mentira? ¿Qué clase de alimento le sirve a un hombre con solo corazón, cerebro y manos?

Estas preguntas resuenan constantemente en su interior y le hacen llorar con gran estruendo. Sus dedos taladran rápida y furiosamente el teclado con el sentimiento más profundo que ha existido jamás. Gime de dolor sabiendo que poco a poco se está curando porque va sacando todo lo malo. Se libera del peso con que lo ha hundido la vida para así poder salir a flote. Escribe siempre porque ya no puede creer más que sus propias palabras, las enumera como la lista de sus pecados, como si al ser tantas pudieran amortiguar su caída. La caída de un hombre que un día fue feliz dándole la vuelta a su mundo, pero que una vez pasado tiempo y dolor, no entiende por qué está todo del revés. Y sí, hubo un momento en el que ese desorden lo hizo sonreír.

Quién sabe si alguien entrará alguna vez a ese cuarto y se asustará al ver el aspecto de ese hombre con sucias ropas y barba descuidada, olvidada con el tiempo. Una mente ignorante puede pensar que ha perdido el tiempo así, que ha dejado pasar sus mejores años. Qué torpe aquel que llame error a algo que te ha hecho tanto bien, quien se compadezca viendo derrota donde hay muchas victorias pequeñas. Quien se arrepienta de lo que te ha ayudado o te ha hecho feliz. En este caso, los errores no existen.

Incluso Forrest Gump, que pretendía correr unos pocos kilómetros, estuvo corriendo sin parar durante tres años. Este hombre ha escrito sin descanso las prosas más tristes cada noche. Al fin y al cabo, es innegable que hay cosas invisibles más importantes que el propio aire que solo pueden ser vistas por quien está ciego para el mundo.

¿Parar de escribir? Jamás. ¿Por qué rechazar su terapia si después de cada lágrima se quita un pequeño peso de dentro? Aún queda mucho dolor donde debían estar el resto de sus órganos, pero ha conseguido en la vida lo que buscan muchos sin saberlo: mente de sabio, corazón de amante, fuerza de guerrero y alma de poeta.

Algunos dicen que los escritores son las personas más infelices. No tiene por qué ser verdad. La diferencia entre ellos y el resto del mundo es que ellos saben que lo son. Sin embargo, este hombre está feliz de que la vida no pueda quitarle nada más, no allí, no donde pueda haber arte.  

Él escribirá y escribirá hasta que haya contado todas sus penas y tenga que inventarse el resto de su historia, hasta que se rompan sus dedos o sus músculos no respondan. Más duele lo que vive por dentro y, por qué no, ¿qué mejor remedio que las letras? Él seguirá escribiendo y escribiendo hasta que muera escribiendo, tal como lo has conocido, él seguirá. Más allá de la felicidad y el tormento, más allá de las palabras.

Aunque no lo quieras ver más, en el fondo sabes que será eterno.
Autora: Cristina.




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"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír".
(George Orwell)