Cita

"¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre..., ¡Y también lloro!"
(Bécquer)

sábado, 15 de marzo de 2014

Simplemente

«Pues que la vida es tan corta,
soñemos, alma, soñemos
otra vez»
Calderón de la Barca

«Y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende»
Calderón de la Barca


Cuando duermas, sueña, pues, si es un regalo la vida, son un milagro los sueños. Jamás dejes los pies en la tierra si puedes volar, tus alas te otorgan el cielo. Confinado a los suelos vendes tus pasos al polvo para besarlo entre saltos… Confinado a los suelos, ¡llama a la puerta Muerte! Cuando la laguna los humedezca, qué más dará tanto equipaje que dejarás, que más darás por no subir a la barca y dejar atrás tanto equipaje. Escucha, tus harapos no valen nada, tus trastos no valen nada, y lo que pesa en tu alma vale menos que nada.




Quiero verte en los cielos, sueña, porque pesa tanto tu piel que pronto solo quedarán tus huesos. Dime que te veré en nubes que jamás han pedido perdón por no tocar más mundo que el suyo. Dímelo, que alcanzarás el Sol, pues lo sé, tus alas no son de cera. Dímelo, para que duerma, para que duerma esta noche y sueñe…



Pides bellos paisajes al mar que devora y buscas, ahogándote, maravillas entre los escombros que dan pinceladas a tu sufrimiento. Y me pides palabras para explicarte por qué; deberías prestarle atención al peso de tus párpados y a la liviandad de tu mente. A las ruinas las llamas ruinas y hogar, a tus callos, tu infancia, a tus heridas, tu vida, a tu dolor, tu moral. Pero aún me pides palabras que no tienen lugar. Aprendiste y olvidaste; has recolocado mil veces los colores de tu bandera. Pero la luz te entra por un cristal opaco.



Y cuando llueva… ¡Y cuando llueva! ¡Y la quemazón del que reposa cuando no debiera se apague un minuto para que note la muerte en vida! Si a eso lo llamas vida… Cuando llueva, murmura al viento, deja que, al menos, tus palabras lleguen lejos.



Pero, sobre todo te hablo a ti, sí, a quien se ha quedado atrapado en el barro, moralista, sal de tus zapatos. Antes de tragar a dentelladas el charco que no dejas de pisar, más te vale tenerle menos apego a las cadenas y un poco más a la libertad. Pues sobre ti he oído del mismo aire que respiras que no sabes ni por qué andas ni por dónde caminas. Él odia tu voz, así que calla. Contaminas el mundo con tu palabra, así que calla. A ti te llamo insomne, ya que eres de entre los despiertos el más dormido. Moralista, si soñases… Tú forjaste el yugo, tú segaste alas, tú ataste la condena a los hombres, tú moldeaste la tierra para que siempre fuera oscura. Que hipócrita eres, insomne, que necesitas cerrar los ojos para abandonar tu prisión. 



Pero, a pesar de todo, ahí estás, desplumado entre las sábanas de cera de tu cama. Hoy no hay alas, no hay esperanzas, el mismo aire te pesa. Tú te llamas ruina, hogar y herida, ni pides palabras ni la luz cruza tu cristal. Caminaste demasiado entre los que no duermen; jamás aprendiste a soñar.


José Javier Pérez Ros






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"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír".
(George Orwell)