«Pues que la vida es tan corta,
soñemos, alma, soñemos
otra vez»
Calderón de la Barca
«Y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende»
Calderón de la Barca
soñemos, alma, soñemos
otra vez»
Calderón de la Barca
«Y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende»
Calderón de la Barca
Cuando duermas, sueña, pues, si es un regalo la vida, son un
milagro los sueños. Jamás dejes los pies en la tierra si puedes volar, tus alas
te otorgan el cielo. Confinado a los suelos vendes tus pasos al polvo para
besarlo entre saltos… Confinado a los suelos, ¡llama a la puerta Muerte! Cuando
la laguna los humedezca, qué más dará tanto equipaje que dejarás, que más darás
por no subir a la barca y dejar atrás tanto equipaje. Escucha, tus harapos no
valen nada, tus trastos no valen nada, y lo que pesa en tu alma vale menos que
nada.
Pides bellos paisajes al mar que devora y buscas, ahogándote,
maravillas entre los escombros que dan pinceladas a tu sufrimiento. Y me pides
palabras para explicarte por qué; deberías prestarle atención al peso de tus párpados y a la liviandad de tu mente. A las ruinas las llamas ruinas y hogar, a tus
callos, tu infancia, a tus heridas, tu vida, a tu dolor, tu moral. Pero aún me
pides palabras que no tienen lugar. Aprendiste y olvidaste; has recolocado mil
veces los colores de tu bandera. Pero la luz te entra por un cristal opaco.
Y cuando llueva… ¡Y cuando llueva! ¡Y la quemazón del que
reposa cuando no debiera se apague un minuto para que note la muerte en vida!
Si a eso lo llamas vida… Cuando llueva, murmura al viento, deja que, al menos,
tus palabras lleguen lejos.
Pero, sobre todo te hablo a ti, sí, a quien se ha quedado atrapado en el barro,
moralista, sal de tus zapatos. Antes de tragar a dentelladas el charco que no
dejas de pisar, más te vale tenerle menos apego a las cadenas y un poco más a
la libertad. Pues sobre ti he oído del mismo aire que respiras que no sabes ni
por qué andas ni por dónde caminas. Él odia tu voz, así que calla. Contaminas el
mundo con tu palabra, así que calla. A ti te llamo insomne, ya que eres de
entre los despiertos el más dormido. Moralista, si soñases… Tú forjaste el
yugo, tú segaste alas, tú ataste la condena a los hombres, tú moldeaste la
tierra para que siempre fuera oscura. Que hipócrita eres, insomne, que
necesitas cerrar los ojos para abandonar tu prisión.
Pero, a pesar de todo, ahí estás, desplumado entre las
sábanas de cera de tu cama. Hoy no hay alas, no hay esperanzas, el mismo aire te
pesa. Tú te llamas ruina, hogar y herida, ni pides palabras ni la luz cruza tu
cristal. Caminaste demasiado entre los que no duermen; jamás aprendiste a
soñar.
José Javier Pérez Ros
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"Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír".
(George Orwell)