¿No lo recuerda? Piénselo: usted
nació en unas ruinas de colores preciosos, entre las rosas y los rayos del sol.
Cuando salió de su más tierna infancia se dio cuenta de que los pétalos desteñían,
los tallos se estaban pudriendo y la tierra empezaba a quedar estéril. Cualquiera hubiese
dicho que algunos, embriagados por las florituras de la engañosa primavera, se
sumieron en el sueño y envejecieron mirando a las estrellas.
Sé que usted se acuerda y que, posiblemente, no tuvo tiempo de mirar al cielo, estaba demasiado preocupado por
el suelo que pisaba. Ellos (los ancianos) ahora vivían en los astros
distantes, y una misteriosa metafísica
se había adueñado de sus palabras, olía ya a muerte, pero usted empezó a intuir
que esa era su carga (la de usted, pero eso ya lo sabe).
Pensó en gritar y no pudo, pensó en
cambiarlo todo, pero no sabía cómo. Fue a visitar a algunos de los que aún
miraban bajo sus zapatos, pero estaban demasiado ocupados llorando, viajó a los
confines de la sierra y cuando preguntó a algún soñador este le dijo que tenía
que llegar más alto, incluso se encontró con algún hombre legendario que
abarcaba con su mirada tanto cielo como tierra, pero él veía flores
rojas y cielo azul, ni espinas ni estrellas.
Llegó hasta usted un médico que
le dio un nuevo nombre: “patológico”. Le explicó que no es normal para el
hombre caminar, y menos aún no tener la cabeza erguida, que estaba estropeando
las flores, que estaba desperdiciando su vida. Luego llegó hasta usted un luchador que lo
llevó a una gruta subterránea con luchadores como él, babeando borrachos y
soñando bajo un falso techo de estrellas. Por último llegó hasta usted un hombre de
ciencias y le dijo que el mañana, que el progreso, que el esfuerzo, que el
tiempo, que la tecnología, que la esperanza…
Usted sabe que el mundo es cruel,
incluso oscuro, que las fauces de la pobreza lo esperan mientras devoran los
tobillos de su economía, que la calle no es buen dormitorio, que respirar,
residir, comer, leer, beber y morir se pagan, que la vida no es fácil, ocurren injusticias
y no hay voces para ellas (usted ya sabe que tienen la lengua bien cercenada).
Usted ha oído hablar de unas rejas con gente atrapada al otro lado, de
unos violentos hombres de estado, de algún sospechoso sobre que ha ido de mano
en mano, ha visto que aún existen los Aquiles de derecho divino y que aún hay
aquel al que le quema estar en la piel de otro.
Sinceramente.
Tú sabes que esto se pudre, que
todo muere con el tiempo si no se le insufla algo de vida, que, mientras el
suelo se derrumbe, tus sueños estarán cada vez más lejos, que a todos nos gustaría
mirar a las estrellas sin preocuparnos de estar rozando la muerte con nuestras
mejillas pero que esa difícilmente podrá ser nuestra vida. Sabes que has heredado
una carga y también que da igual quién la haya dejado caer, que solo importa quiénes
la llevarán a sus espaldas. Esto es lo que tú nunca elegiste pero te ves obligado
a enfrentar, la vida era un regalo maravilloso que se estropeó de camino, y
aunque aún te quede el escaso consuelo de no haber nacido en el peor momento, ni
en el peor lugar, deberías saber, si no sabes ya, que no es motivo ni razón para
no querer buscar siempre algo mejor.
Vida, tiempo, circunstancias.
Vida, tiempo, circunstancias.
Mastico estas frases y tienen un delicioso sabor.
ResponderEliminarSaludos!